miércoles, 23 de febrero de 2011

La Th

Me preguntaste por el frasco lleno de dulces que me regalaste antes de irme, te respondí que lo atesoraba en mi escritorio. Me preguntaste por la bufanda que me hiciste el otoño de hace dos años atrás, te respondí que la atesoraba en mi ropero. Me preguntaste si había leído la carta que me entregaste en el aeropuerto antes de partir, te respondí que sí, que yo sentía lo mismo y que ahora podíamos continuar lo que quedó pendiente aquella vez.
Fuimos a tu casa, dijiste que me podía quedar ahí hasta que encontrara departamento, te dije que iba a ir al cementerio a ver a un amiga, pusiste cara de horror, sabes que tenemos las mismas amistades y sabes que nadie trabaja ahi y nadie ha muerto, no me despido y me voy.
Fue un año complicado, la distancia no hace más que cagarte la mente, a pesar de que recorrí todos esos lugares "hermosos" que recomiendan las revistas de viajes, a pesar de ver a tanta gente, a pesar de la infinidad de noches que dormí en camas diferentes, yo nunca me fui, siempre estuve en la cama en la que probablemente voy a dormir hoy.
En el cementerio busco una tumba que tenga como fecha de defunción Agosto de hace tres años, como entré por la parte vieja del lugar me toma tiempo encontrar una, hasta que llego a una relativamente nueva, tiene flores marchitas, remolinos, unos cuantos juguetes, una niña de ocho años, oh dulce Almendra, ¿qué situación te trajo a este lugar el mismo mes, la misma semana, el día anterior a mi propia muerte?, ¿te enfermaste, te suicidaste o te asesinaron?, Almendra, ¿viste con horror ese momento, o no supiste qué estaba pasando?. Me quedo conversando con ella, preguntándole muchas cosas, trato de imaginar como es que una niña de ocho años muere justo un día antes que yo. Almendra, dices, ¿quién es ella?. Mi prima, te respondo de mal humor, interrumpiste una conversación muy importante. Te disculpas y me besas la mejilla. Te sonrio de una forma lastimera y camino hacia la salida, me sigues y nos vamos de nuevo a tu departamento. No cambiaste nada, en todo este tiempo no cambiaste nada, me seguiste y te mostraste, con tus inseguridades. Me hablas de todas esas cosas que no me interesan, de que tu papá se fue de la casa, que tu mamá ahora está con tratamiento siquiátrico, que me extrañaste, que no debería irme por tanto tiempo sin avisar casi, y si me voy, podría llamar de vez en cuando. Te digo que hace siete años era yo quién te decía esas palabras, entonces te ries y me dices que nos conocimos hace 3 años, te digo que para mi son como siete, pareces feliz con el comentario, pero yo no sonrio, te he dicho que para mi son siete años, cinco y medio los pasé contigo, medio en el hospital, y uno fuera del pais, pero claro, tú solo me conoces desde hace tres años, hay cuatro años de mi que no estan en tu mente, mis mejores cuatro años. Sonriendo empiezas a rememorar como nos conocimos, yo te pregunté por este departamento, que antes había vivido aquí y se me habían quedado algunas cajas antes de irme, me las entregaste y me preguntaste si es que nos habíamos visto antes, te dije que me gustaba mucho asistir a exposiciones de fotografía, y ahi quedaste con la idea de que en alguno de esos eventos nos podríamos haber visto, me conociste y te volví a conocer. Todo de nuevo.
Hace siete años estaba tomando fotografías en una calle y justo te cruzaste, me retaste por no pedirle permiso a la gente antes de fotografiarlas y yo te reclamé que habías arruinado mi toma, entonces te quedaste mirando la cámara y me empezaste a llenar de tecnisismos que no entendí, yo no sabía nada de cámaras, recién me la habían regalado, pero tú parecías entender mucho de ellas y me empezaste a enseñar, todavía guardo esa fotografía.
Luego de que recordaste nuestros supuestos inicios, te acercas y me besas con desesperación. Me quitas la camisa y ves la cicatriz que tengo desde el hombro derecho hasta el estómago, los cortes en los brazos, unas puñaladas muy cerca del corazón, me miras y lloras. Yo tengo la esperanza de que recuerdes algo, de que recuerdes que nos conocimos hace siete años, que nos amamos, que hace cinco que vivimos juntos, que hace tres me atacaste con un cuchillo mientras dormía en la habitación de al lado, que hace hace dos y medio cuando vine a buscar mis cosas ya no me recordabas, que nos volvimos a hacer amigos, que yo no presenté ningún cargo en tu contra, espero que entiendas por qué me fui hace un año sin decirte nada, y si no fuera porque me seguiste probablemente nunca me hubieras escrito esa carta, maldita carta que me trajo de vuelta.
Quiero decirte que cuando me bajé del avión tiré a la basura los dulces y la bufanda se la regalé a un vagabundo, pero no paras de llorar. Cuando por fin despegas los labios dices las palabras que no quería oír, dices las palabras que estos tres últimos años he temido oír, ¿quién te hizo eso?.
¿Por qué no me mataste?, ¿por qué me amaste para luego odiarme, y nuevamente amarme?, ¿qué clase de persona enferma eres?, ¿eso lo dije o lo pensé?. Ya tienes un cuchillo en la mano, me miras con miedo, me preguntas qué me pasa, y yo me acerco a ti, te pregunto si todavía crees que te engaño, me gritas que me aleje, pero no, yo te odio demasiado como para irme de nuevo, te amo demasiado para dejar este asunto como está, te abrazo y siento el cuchillo en mi estómago, gritas, no paras de gritar, pido por favor ahora si morirme, cuando se detienen los gritos, creo que porfin he muerto, pero no, estas en silencio, mirandome, estoy en el suelo y te agachas, me besas, en tus ojos veo el odio de hace tres años, por fin, tomas el cuchillo y lo pasas lentamente por mi cuello, puedo verte sonreir, siento que puedo sonreir.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Papilla beige

Hace unos meses, después de clases, fuimos con unos amigos a jugar pool cerca de la u. Es un cine que tiene mesas de pool bastante buenas y no tengo idea por qué,pero por ser alumnos de mi u nos hacen descuento. Además de tener buenas mesas, el piso es alfombrado y tiene además unas banquitas de metal que son bastante cómodas (según yo), no hay cumbias como música ambiental (como en los otros locales a los que ibamos), ni hay una nube de humo de cigarro que llega a dificultar la respiración (en mi caso).
Ese día yo tenía sueño, asi que me acosté en la banquita y me quedé dormida mientras los demás jugaban, después de no sé cuanto rato desperté y me dediqué a mirar el juego en estado casi vegetal, en eso estaba cuando aparece la protagonista de esta entrada; era una niña que traia consigo un carrito, no sabría decir la edad, pero podría hacer una estimación de entre 9 y 14 años (soy muy mala descifrando la edad de la gente), no recuerdo su vestimenta, creo que era un vestido, y su rostro demostraba una expresión un tanto extraña. Se quedó mirando el juego también y de pronto se acercó a la mesa y empezó a mirar a los demás, mientras ellos se miraban mutuamente con cara de "¿qué carajo?", pero nadie decía nada (una manía en el grupo), de todas formas siguieron jugando, aunque se notaba la incomodidad en el ambiente. De pronto la niña se va a la esquina del lugar y toma un taco, entonces de la nada se pone a jugar, se puso a pegarle a cualquier bola, anulando por completo el juego, nadie hacía o decía nada; de pronto uno en una actitud un tanto tímida le dijo que no hiciera eso, pero ella no parecía entender, y de la nada empezó a botar un líquido amarillo por la boca, no era vómito, parecía como cuando se ponen los porotos en la juguera, algo así como una papilla beige ... era una escena como "el exorcismo", pero ahi frente a nosotros con un taco en la mano; yo miraba desde mi estado casi vegetal el asunto, y justamente desde donde yo estaba se podía ver hacia afuera del cine, entonces vi a una señora con una mochila preguntandole algo a un guardia, por alguna razón pensé de inmediato en que era la mamá, era una señora que denotaba cansancio, entonces me levanté y salí del local, pillé a la señora que ya iba casi corriendo en dirección contraria, le dije "señora, si está buscando a una niña con un carrito, está adentro del cine jugando pool", la expresión de la señora no sabría describirla, era como de alivio, incredulidad, enojo, y no sé cuanta cosa más, entónces se fue a paso rápido hacia el cine mientras yo la seguía a paso normal, cuando llegué la señora le estaba diciendo que se fueran, y bueno, finalmente se retiraron sin armar escándalo y nadie dijo nada, después el juego continuó, yo me senté y creo que me volví a quedar dormida.
¿Qué es esa reacción casi automática de ayudar a la gente?, ¿o es que acaso quería que el juego siguiera normalmente?, ¿como se habrá sentido la mamá cuando le dije que la niña estaba jugando pool?, ¿la niña sabrá que diablos estaba haciendo?, ¿por qué botaba esa cosa de su boca?, ¿por qué los demás no hacían ni decían algo?, ¿me recordará la señora?, ¿recordaré bien yo la situación?.